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domingo, 14 de octubre de 2012

¡¡Qué aproveche!!

Iñigo Sánchez-Ostiz nos enseña cómo hacer un rico bizcocho de chocolate relleno de nueces y confites, tierno y húmedo para 6 personas.





Ingredientes: 



5 huevos medianos
150 gr. de azúcar blanco
80 gr. de harina de repostería
40 gr. de chocolate en polvo
Nueces y confites (Ej. Lacasitos) al gusto
Mantequilla
Azúcar glass


Los pasos:

1º Separamos las claras y las yemas de los huevos.

2º Las montamos por separado, preferiblemente con una batidora eléctrica. Las claras han de quedar al punto de nieve. ¿Cómo sabemos qué están a punto de nieve? Al poner el recipiente contenedor de las claras boca abajo, el contenido no se cae.



3º Una vez montadas, mezclamos las yemas, las claras (todo ya montado) con el azúcar, el chocolate y la harina y las nueces, con mucho cuidado para que no se desmonte lo hecho.




4º. Pasamos toda la mezcla a un recipiente/molde de horno para tartas. Antes, lo habremos untado entero con mantequilla para después crear por toda la superficie una fina capa de harina. Así evitaremos que la mezcla se pegue al hornear.




5º Una vez echada la mezcla a la bandeja del horno, echamos los confites dentro. Los esparciremos por toda la superficie. Su propio peso los hundirá y provocarán que después, al desmontar la tarta de su moldo, queden todos en su superficie.

6º Con el horno precalentado a 160º C, introducimos la mezcla unos 30 minutos.

7º Se desmonta el bizcocho con mucho cuidado. Una vez hecho esto, se echa el azúcar glass por encima para darle una apariencia más bonita y tapar los confites y su decoloración.

8º Servir al gusto del consumidor.



lunes, 8 de octubre de 2012

Las mil y una fotos fantasmas


Otra vez el mismo capítulo de El vestido de tu boda. Me encanta. El sueño me empieza a poder. Miro el reloj... son las 00.48. ¡¡Ya es miércoles!! Es hora de irse a la cama; ha sido un día duro. Pero antes cuelgo la cámara de fotos en lo alto de un pie de la litera. Hasta mañana.

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, piiiiiiiiiiiiiiiiii. Son las 07.40. Suena el despertador de mi hermana; compartimos habitación. Enciende la luz. "Natxu, ¿qué hace tu cámara ahí? ¡Se va a romper!" me dice. La cojo y la intento encender... ¡¡¡aay!! Si no tiene batería. Cliiick, foto fantasma. El pelo afro de mi hermana recién levantada desde dos metros de altura. "Apaga la luz, Kay", le digo. Hoy es miércoles, no trabajo, puedo dormir un par de horas más.

Negro.

Piiiiiiiiiii, piiiiiiiiiii. Suena mi despertador. Son las 09.45. La persiana a medio subir dibuja rayas de luces y sombras en la pared de enfrente. Cliick, foto fantasma.
Me siento en la cama y me dispongo a bajar. Lola, una caniche enana blanca, me mira desde abajo con sus ojos como botones. Cliiick, foto fantasma.

Ya abajo, la persiana arriba. Vivo en un bajo con terraza, así que no se ve más que la ropa tendida fuera, pegada a la ventana en uno de esos tendederos plegables que se cuelgan en la pared. Cliick, foto fantasma.

Abro la puerta. Silencio.Voy al baño. Esa del espejo no soy yo. Cliick, foto fantasma, nunca mejor dicho.

Al final del minipasillo de dos metros y medio se ve la mesa del salón y toda la ropa que mi madre planchó anoche. Hay contraste de luz y sombras entre el pasillo y el salón. Cliick, foto fantasma.

Lola me espera en la cocina. Me mira. Le falta agua. Cliiick, foto fantasma a su bol de comida y agua. Abro la nevera y, para variar, está casi vacía. Cliick, foto fantasma. Mi novio no me cree cuando le digo que a veces no tengo qué cocinar. Cojo la leche, los cereales de arroz con chocolate. Mmmmm.... cliick, foto fantasma. Algunos la subirían a Instagram y Twitter, si existiera la foto.

En la tele, Crímenes imperfectos mientras desayuno. Aquí hay poca foto.

Son las 10.20. Me ducho. Aquí sí que no algún tipo de fotos.

Son las 11.02. Llamo a Lola. "Pichín" es la palabra clave para salir. Escucho como baja de la cama de mi madre y viene corriendo. Cojo la cámara: cliick, foto fantasma corriendo hacia el salón, con las orejas hacia arriba.

No la ato, que sea libre. Corre de arriba a abajo. Coge una piedra que ella sola guarda en el portal, fuera, y me la trae para que se la tire. Cliick, foto tras foto fantasma. Amo a Lola. Además es la única que se deja sacar fotos en mi casa; incluso posa. Calculo que tendré unas ¿treinta?

Antes de volver a casa, ¡a por el pan! Enciendo la cámara, la pongo en automático y con el temporizador encendido. Así le saco, sutilmente, algunas fotos a la panadera. Cliick, fotos fantasma.

Vuelvo a casa. Ya son las 12.57. Y tengo que hacerme la comida, a la tarde toca trabajar. Dejo la cámara mientras hago una tortilla de patatas.

Miro el reloj, las 14.49. Le saco una foto. Casi todos los días tengo que salir a esta hora de casa. Le pongo el temporizador otra vez así puedo inmortalizar al chófer de la villavesa. Le digo hola, pero no saluda. Borde. Cliick, foto fantasma. 

Cojo a los niños a los que ciudo en casa de su abuela. En el ascensor, todos en el espejo. Cliick, foto fantasma. Ellos son tres rubios rubísimos de 7, 5 y 2 años. Vamos corriendo a pintura, llegamos tarde. Cliick, foto fantasma: los mayores entran a clase.
Me quedo sola con Álvaro y la tarde se torna fotográficamente interesante:
Álvaro corre mientras le persigo con la silleta como si fuera un toro.
Álvaro en el columpio, girando tras enrollar las cadenas.
Álvaro trepa por las cuerdas.
Álvaro se ensucia bebiendo zumo.
Se ríe.

Llega la madre y me voy al CTI. Toca seguir trabajando. Es ciencias. Cliick, foto fantasma al Hexágono. Los tornos de siempre, cliick foto fantasma.

Llego al control, la otra chica se va y cliick, foto fantasma. Minutos después empiezan a llegar los alumnos a imprimir. La suerte de la cámara sin batería es que no hace ruido el obturador, así que es aun más discreta. Seguro que saldrían fotos interesantes. Cliick, fotos fantasmas a muchos de los que vienen.

Son ya las 20.25, toca cerrar. Hay que echar a la gente y empezar a apagar ordenadores y cerrar salas. Cliick, fotos fantasmas a las tres salas vacías, en paz.

Salgo; ya es de noche. Quedo para tomar algo. Risas, historias, cliick, fotos fantasmas en la terraza del Café de Pío.

Otra vez a la villavesa. ¡Ahora es la chófer maja! Temporizador... cliick, foto fantasma. Esta chófer siempre sonríe.

En casa, agotada, vuelvo a preparar la cena para mí y mis hermanos. Descanso, la cámara también. Después de cenar, caigo rendida en el sofá. Despierto, miro el reloj. Ya son las 01.30. Ya es jueves. No más fotos fantasmas.