Iñigo Sánchez-Ostiz nos enseña cómo hacer un rico bizcocho de chocolate relleno de nueces y confites, tierno y húmedo para 6 personas.
Ingredientes:
5 huevos medianos
150 gr. de azúcar blanco
80 gr. de harina de repostería
40 gr. de chocolate en polvo
Nueces y confites (Ej. Lacasitos) al gusto
Mantequilla
Azúcar glass
Los pasos:
1º Separamos las claras y las yemas de los huevos.
2º Las montamos por separado, preferiblemente con una batidora eléctrica. Las claras han de quedar al punto de nieve. ¿Cómo sabemos qué están a punto de nieve? Al poner el recipiente contenedor de las claras boca abajo, el contenido no se cae.
3º Una vez montadas, mezclamos las yemas, las claras (todo ya montado) con el azúcar, el chocolate y la harina y las nueces, con mucho cuidado para que no se desmonte lo hecho.
4º. Pasamos toda la mezcla a un recipiente/molde de horno para tartas. Antes, lo habremos untado entero con mantequilla para después crear por toda la superficie una fina capa de harina. Así evitaremos que la mezcla se pegue al hornear.
5º Una vez echada la mezcla a la bandeja del horno, echamos los confites dentro. Los esparciremos por toda la superficie. Su propio peso los hundirá y provocarán que después, al desmontar la tarta de su moldo, queden todos en su superficie.
6º Con el horno precalentado a 160º C, introducimos la mezcla unos 30 minutos.
7º Se desmonta el bizcocho con mucho cuidado. Una vez hecho esto, se echa el azúcar glass por encima para darle una apariencia más bonita y tapar los confites y su decoloración.
8º Servir al gusto del consumidor.
Fotoperiodismo
Ortiga fofa es un anagrama de Fotografía. Y de eso, de fotografía, va este blog.
Translate
domingo, 14 de octubre de 2012
lunes, 8 de octubre de 2012
Las mil y una fotos fantasmas
Otra vez el mismo capítulo de El vestido de tu boda. Me encanta. El sueño me empieza a poder. Miro el reloj... son las 00.48. ¡¡Ya es miércoles!! Es hora de irse a la cama; ha sido un día duro. Pero antes cuelgo la cámara de fotos en lo alto de un pie de la litera. Hasta mañana.
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, piiiiiiiiiiiiiiiiii. Son las 07.40. Suena el despertador de mi hermana; compartimos habitación. Enciende la luz. "Natxu, ¿qué hace tu cámara ahí? ¡Se va a romper!" me dice. La cojo y la intento encender... ¡¡¡aay!! Si no tiene batería. Cliiick, foto fantasma. El pelo afro de mi hermana recién levantada desde dos metros de altura. "Apaga la luz, Kay", le digo. Hoy es miércoles, no trabajo, puedo dormir un par de horas más.
Negro.
Piiiiiiiiiii, piiiiiiiiiii. Suena mi despertador. Son las 09.45. La persiana a medio subir dibuja rayas de luces y sombras en la pared de enfrente. Cliick, foto fantasma.
Me siento en la cama y me dispongo a bajar. Lola, una caniche enana blanca, me mira desde abajo con sus ojos como botones. Cliiick, foto fantasma.
Ya abajo, la persiana arriba. Vivo en un bajo con terraza, así que no se ve más que la ropa tendida fuera, pegada a la ventana en uno de esos tendederos plegables que se cuelgan en la pared. Cliick, foto fantasma.
Abro la puerta. Silencio.Voy al baño. Esa del espejo no soy yo. Cliick, foto fantasma, nunca mejor dicho.
Lola me espera en la cocina. Me mira. Le falta agua. Cliiick, foto fantasma a su bol de comida y agua. Abro la nevera y, para variar, está casi vacía. Cliick, foto fantasma. Mi novio no me cree cuando le digo que a veces no tengo qué cocinar. Cojo la leche, los cereales de arroz con chocolate. Mmmmm.... cliick, foto fantasma. Algunos la subirían a Instagram y Twitter, si existiera la foto.
En la tele, Crímenes imperfectos mientras desayuno. Aquí hay poca foto.
Son las 10.20. Me ducho. Aquí sí que no algún tipo de fotos.
Son las 11.02. Llamo a Lola. "Pichín" es la palabra clave para salir. Escucho como baja de la cama de mi madre y viene corriendo. Cojo la cámara: cliick, foto fantasma corriendo hacia el salón, con las orejas hacia arriba.
No la ato, que sea libre. Corre de arriba a abajo. Coge una piedra que ella sola guarda en el portal, fuera, y me la trae para que se la tire. Cliick, foto tras foto fantasma. Amo a Lola. Además es la única que se deja sacar fotos en mi casa; incluso posa. Calculo que tendré unas ¿treinta?
Antes de volver a casa, ¡a por el pan! Enciendo la cámara, la pongo en automático y con el temporizador encendido. Así le saco, sutilmente, algunas fotos a la panadera. Cliick, fotos fantasma.
Vuelvo a casa. Ya son las 12.57. Y tengo que hacerme la comida, a la tarde toca trabajar. Dejo la cámara mientras hago una tortilla de patatas.
Miro el reloj, las 14.49. Le saco una foto. Casi todos los días tengo que salir a esta hora de casa. Le pongo el temporizador otra vez así puedo inmortalizar al chófer de la villavesa. Le digo hola, pero no saluda. Borde. Cliick, foto fantasma.
Cojo a los niños a los que ciudo en casa de su abuela. En el ascensor, todos en el espejo. Cliick, foto fantasma. Ellos son tres rubios rubísimos de 7, 5 y 2 años. Vamos corriendo a pintura, llegamos tarde. Cliick, foto fantasma: los mayores entran a clase.
Me quedo sola con Álvaro y la tarde se torna fotográficamente interesante:
Álvaro corre mientras le persigo con la silleta como si fuera un toro.
Álvaro en el columpio, girando tras enrollar las cadenas.
Álvaro trepa por las cuerdas.
Álvaro se ensucia bebiendo zumo.
Se ríe.
Llega la madre y me voy al CTI. Toca seguir trabajando. Es ciencias. Cliick, foto fantasma al Hexágono. Los tornos de siempre, cliick foto fantasma.
Llego al control, la otra chica se va y cliick, foto fantasma. Minutos después empiezan a llegar los alumnos a imprimir. La suerte de la cámara sin batería es que no hace ruido el obturador, así que es aun más discreta. Seguro que saldrían fotos interesantes. Cliick, fotos fantasmas a muchos de los que vienen.
Son ya las 20.25, toca cerrar. Hay que echar a la gente y empezar a apagar ordenadores y cerrar salas. Cliick, fotos fantasmas a las tres salas vacías, en paz.
Salgo; ya es de noche. Quedo para tomar algo. Risas, historias, cliick, fotos fantasmas en la terraza del Café de Pío.
Otra vez a la villavesa. ¡Ahora es la chófer maja! Temporizador... cliick, foto fantasma. Esta chófer siempre sonríe.
En casa, agotada, vuelvo a preparar la cena para mí y mis hermanos. Descanso, la cámara también. Después de cenar, caigo rendida en el sofá. Despierto, miro el reloj. Ya son las 01.30. Ya es jueves. No más fotos fantasmas.
domingo, 30 de septiembre de 2012
Mercado de Santo Domingo
A diferencia de la escultura de Aizkorbe de la Vuelta del Castillo, todos sabemos que está ahí. Todos pasamos por su puerta varias veces al año pero muchos no han entrado nunca. Una vida entera en esta ciudad y ni una sola vez. Hasta el sábado pasado.
Una de sus puertas, la de la Plaza de Santiago, intenta pasar por desapercibida intentando esconderse a una vera del Ayuntamiento de Pamplona.
Quizá esto, su ubicación, lo convierten en uno de los puntos más concurridos de Navarra, una de las fachadas que más cara ve cada año.
Ahí está, el primero de todos. En 1769 se construyó parte de lo que hoy es el mercado más concurrido de la capital Navarra.
Un perro que no sabe ni dónde está te la bienvenida. Su dueño, un hombre de Europa del Este, búlgaro quizá, te saluda a la vez que te pide "una ayudita". La gente pasa, entra y sale, no lo ve, hace como que no está.
Dentro, el tiempo vuela. No hay prisas, hay paz, sonrisas amables, colores, luces y sombras...
Y ella está ahí, casi escondida, en su puesto naturista de un pasillo desolado. Y es, quizá, una de las caras más amables de todo el mercado. Quizá el más ordenado, quizá el más personalizado.
Y ella también está. Observa curiosa, unos centímetros más arriba para poder ver. Piensa, mira, no se pierde ni un solo detalle. Callada, llama la atención.
Pero de repente, esa carita angelical se torna traviesa. ¡Me lo voy a llevar sin pagar! Le decía desafiante a su padre. Pero no. La bondad reina en el Mercado de Santo Domingo.
Ellas también miran, observan y piensan. Pero no, no se deciden.
Mientras, ellos ya decididos esperan su turno. Alguno con ansia mira, quizá intentando decir con la mirada "¡date prisa!"
Ellas también esperan. Pero no les hace falta ni pensar, ni decidirse. Solo evadirse.
En la otra punta, él ya ha pensado y se ha decidio. Se va a casa, a saborear ahora la liberación del hambre.
viernes, 14 de septiembre de 2012
¡Oh, reflejo!
Están por todas partes. Omnipresentes, que se dice. Los fantasmas de nuestro presente nos persiguen. Algunas veces, cuando más luz hay. Otras, la oscuridad permite jugar con ellos.
Muchos poemas le han dedicado cientos de palabras. Unos los admiran, otros los evitan. Nos enseñan la realidad, pero al revés. A veces distorsionada. A veces se confunden con lo real. Otras veces nos cegan.
La fotografía es eso, un reflejo. Todas las cámaras tienen en su interior un espejo. Y el espejo refleja. El agua también. Los cristales y los metales. Los móviles y las gafas. Los ojos (no solo el alma) ¡Los cuadernos! ¿A quién, de pequeño, no le han cegado en clase reflejando la luz del sol en las tapas de libros y cuadernos?
Así que fotografiar un reflejo no es más que el reflejo de un reflejo, ¿no? Quizá, puede.
Muchos poemas le han dedicado cientos de palabras. Unos los admiran, otros los evitan. Nos enseñan la realidad, pero al revés. A veces distorsionada. A veces se confunden con lo real. Otras veces nos cegan.
La fotografía es eso, un reflejo. Todas las cámaras tienen en su interior un espejo. Y el espejo refleja. El agua también. Los cristales y los metales. Los móviles y las gafas. Los ojos (no solo el alma) ¡Los cuadernos! ¿A quién, de pequeño, no le han cegado en clase reflejando la luz del sol en las tapas de libros y cuadernos?
Así que fotografiar un reflejo no es más que el reflejo de un reflejo, ¿no? Quizá, puede.
sábado, 8 de septiembre de 2012
Articulación flotante (1988) - F. Aizkorbe
Ahí está. Cada día desde 1989. No falla ni uno. Miles de navarros y foráneos pasan por su lado diariamente. Pero para muchos es una gran invisible. Y quienes se detienen un momento a prestarle atención desconocen su nombre, sus años, de qué está hecha y, sobre todo, su autor.
Pero ella sigue ahí. Con sus casi cuatro metros por cada uno de sus infinitos lados y con todos sus entresijos se resiste al paso del tiempo, a la lluvia, al sol, a la nieve y a los graciosos amigos del arte que la pintarrajean. Y ella es Articulación Flotante, y reúne todos los rasgos del constructivismo ruso.
El ollokitarra Faustino Aizkorbe (1948) la creó hace veinticuatro años. Es el Peine del Viento de Pamplona, y es que el artista navarro se inclina hacia el más puro concepto metafórico de Chillida.
El metro y medio de alto del pedestal de cemento elevan kilos y kilos de líneas y curvas de acero cortén laminado y soldado que no la hacen única, pero sí diferente al resto de sus hermanas de la Vuelta del Castillo de Pamplona.
Fotos tomadas con una Canon EOS 1100d
miércoles, 5 de septiembre de 2012
¿Ortiga fofa?
Ortiga fofa es un anagrama de Fotografía. Y de eso, de fotografía, trata este blog. Fotos de la asignatura de Fotoperiodismo I, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Yo, Nazareth Bernhardt, estudiante de Comunicación Audiovisual.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)